¿Tenemos un destino ya escrito y predeterminado?
Me gusta contemplar el destino desde una perspectiva que se aleja de las ideas convencionales de un destino predeterminado y rígido. El tiempo es una ilusión y el verdadero propósito de nuestra vida es recordar nuestra unión con nuestra divinidad. Desde este punto de vista, no se trata de un destino fijo en el sentido tradicional, sino de un camino que nos conduce a la comprensión de nuestra verdadera naturaleza espiritual.
Cada individuo tiene el poder de elegir su propio camino mediante el poder de la mente. Esta elección nos permite decidir entre escuchar la voz del ego, que nos guía hacia el miedo y la separación, o la voz de la conciencia universal, que nos conduce hacia el amor y la unidad. En este sentido, el destino está más relacionado con nuestras elecciones conscientes a lo largo de la vida, que con un destino inmutable ya escrito.
A través de nuestras elecciones, determinamos cómo experimentamos nuestra realidad y nuestro viaje hacia el despertar espiritual. Hacer elecciones basadas en el amor y el perdón nos permite cambiar nuestra percepción y sanar nuestra mente. Este cambio de percepción es fundamental para liberarnos de los obstáculos que nos impiden recordar nuestra verdadera naturaleza divina.
En resumen, te invito a reconsiderar el concepto de destino. En lugar de ver nuestras vidas como un camino predeterminado, contemplemos la oportunidad de ser los creadores de nuestra propia experiencia a través de nuestras elecciones conscientes. El verdadero destino es el retorno a la conciencia de nuestra unidad con el amor universal, un proceso que podemos acelerar mediante el amor, el perdón y la renuncia al ego.